Patio
Casa del Pirata
La conocida casa del
Pirata es una de las mejores fincas de Cádiz, propiedad familiar, desde que su
abuelo la adquiriera en los años 40 del siglo XX.
Una casa cargada de
Leyendas y curiosidades y que muchas gente conoce exteriormente, mucho más tras
aparecer en el libro El Asedio de Arturo Pérez Reverte. Una casa palaciega en
el centro de Cádiz, en la antigua Calle del Baluarte de San Felipe, hoy Beato
Diego, número 8, antiguo número 117, que más allá de las leyendas guarda
historia y patrimonio.
En el año 2015, visitaron la finca algunos miembros de la
asociación para la defensa del patrimonio de la ciudad “ADIP”, a modo de
resumen escribo lo publicado:
Miguel tuvo la
gentileza de abrirnos sus puertas, a pesar de haber vivido malas experiencias
con otras personas que no supieron respetar lo que es su casa y su familia,
pero que prefiere olvidar. Desde las malas experiencias son pocos a los que les
abre las puertas de su casa, cansado de que llamen al telefonillo y se cuelen
sin permiso y sin aviso.
La casa es una joya
arquitectónica única en la ciudad, protegida por nuestro PGOU con grado 0,
aunque realmente la familia no sabe si es más una losa que un privilegio, ya
que es casi imposible mantenerla, y les duele en el alma. Cambiar una puerta le
puede resultar más costoso que hacer cualquier vivienda entera en la ciudad y,
parece ser, que a nuestras instituciones se les olvida que son gente normal,
que no son millonarios.
Nos cuenta Miguel que
muchos jóvenes de la Universidad de Sevilla de arquitectura son mandados allí
para realizar sus trabajos.
Sus impresionantes
aljibes sería lo primero que nos enseñaría, un joven al que por momentos le
hemos devuelto el orgullo de vivir allí. Aljibes en dos plantas uno primero con
solería de mármol que suponemos tuvo otro uso por lo mismo, y un segundo aljibe
que sí ha sido utilizado para eso.
Vamos subiendo pisos
por la preciosa escalera que está colmatada con una especie de Vigía en la
parte superior, por donde el propietario original vería la llegada de barcos a
la ciudad, y cumpliría con su labor de comerciante.
La casa está llena de
recovecos, escaleras ocultas para las salidas y entradas en caso de peligro,
numerosos balcones y cristaleras alucinantes.
Subimos a la azotea de lo que sería el
servicio primigenio, separada de la que sería del señor. A la otra azotea, la
principal, se accede directamente por lo que hoy es su vivienda. Mecanismos
impresionantes para la época en lo que serían los ventanales, armarios
empotrados dignos de la mejor iglesia de la ciudad nos dan también la
bienvenida.
Dentro de su casa,
Miguel tiene la joya de la corona, un salón de baile, con un techo pintado al
fresco reconocido ya por la familia Abarzuza.
Cuenta que las cuatro
doncellas que aparecen en las esquinas son las hijas del posible “corsario” que
vivió en la misma, y en el centro del fresco aparecen ángeles, uno de ellos con
los ojos tapados que puede representar al hijo que murió en combate, nuestras
bocas quedan abiertas ante tan impresionante obra de arte.
Miguel nos enseña
también los títulos de la casa, documentación desde principios del s.XIX que
contiene testamentos, escrituras y que tenemos que poner en estudio.
Ahí acaba el resumen
de la visita, la conocida o menos conocida finca, goza de una popularidad fuera
de la ciudad ayudado por Arturo Pérez Reverte y la empresa de visita guiadas.
Saludos
para tod@s.
Al
hogar, como a la nave, le conviene el mar suave. Frase marinera
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