lunes, 11 de septiembre de 2017

Ana de Viya









 Parcela  en Avda. Ana de Viya

Ana de Viiya

Mucho más que el nombre de una avenida, Doña Ana de Viya Jáuregui fue una benefactora importante en la ciudad. Una parte de la custodia y el colegio de Salesianos, fueron dos de las donaciones más destacables  por esta señora  al pueblo de Cádiz.

Nace y muere en Cádiz en el año 1838 y 1919 respectivamente. Sus restos fueron enterrados junto a los de sus padres en la Santa Iglesia Catedral.

En el año 1884, junto con sus hermanos, donaron en usufructo una impresionante custodia a la ciudad. Obra del artista joyero Manuel Ramírez Serrano. Realizada y creada en plata dorada y rematada con perlas naturales, diamantes y esmeralda. Actualmente sale en procesión dentro de la actual custodia.

También ayudó con un donativo de un millón de reales a la realización de las obras del seminario de Cádiz y creó una escuela taller en las Puertas de Tierra, todo un gran acontecimiento en la ciudad de 1904, por lo que suponía de conquista social.

Tenía esta señora la idea de formar en la ciudad una escuela que educara dentro de un sistema cordial entre educadores y los jóvenes procedentes de la clases más humildes  y necesitadas, dentro de un espíritu de alegría de la vida, creatividad, confianza y cercanía para su futura incorporación al trabajo, al mismo tiempo que se adaptaran a la idiosincrasia de esta tierra y de sus gentes.

Conoce la labor educativa que están llevando a cabo en Italia la Congregación de Don Bosco, encontrando en esta orden religiosa el clima que buscaba y pone en ella todo su empeño y dinero para construir un centro en su ciudad. Se embarca en un largo viaje hasta Turín para contactar con la Comunidad y conseguir los permisos para la creación de su proyecto.  En el año de 1904 llegaron a Cádiz los primeros salesianos, un sacerdote y dos jóvenes clérigos que se harían cargo de la nueva obra.

Es en la actual avenida Ana de Viya donde compró una gran parcela para la construcción de su sueño, la cual se puede ver en la fotografía  del encabezamiento. Al mismo tiempo cubrió con todos los gastos para la construcción del colegio. El resto de su capital fue destinado a obras de caridad y socorrer a los gaditanos más necesitados. En palabras de la bienhechora, su fin era atender a la educación y a la enseñanza de artes y oficios de los hijos de los obreros, de hecho en aquel Cádiz de 1904 suponía una conquista social.

Comparar la parcela de la fotografía con la actual ubicación del Colegio no tiene sentido, por el tiempo y  situación económica. Al fondo de la parcela se construyó el edificio educativo y el de estancia de educadores con un paseo hasta la avenida ocupado por palmeras a ambos lados. Años más tarde llegaron los problemas económicos a la institución y  parece que en la venta de esos preciosos y valiosos terrenos de las palmeras, encontraron la solución.

Existen muchas páginas web dedicadas a la figura de esta mujer, esta es una más que intenta recordar algunos de nuestros personajes, como otros tantos que muchos desconocemos.

Abrazos para tod@s.


“Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro, 
y a veces lloro sin querer...” Rubén Darío

3 comentarios:

  1. manuel me estoy culturizando contigo.Te quiero BESOS

    ResponderEliminar

Caminante

Caminante Nunca me hubiera yo imaginado escribir 50 blog,perdón, ni uno .Escribir nunca ha sido lo mio , pero saltó esta oportunidad...